11:52 AM Muertos para vivir |
Hace ya bastante tiempo, un hombre de familia tubo que elegir entre Dios o sus seres más queridos. Eran creyentes en un país, donde el nombre de Jesús era blasfemia para ellos. El padre de familia era predicador y su temos no estaba sobre los hombre, sino sobre Dios; es
por ello que
insistía en predicar de la salvación por medio de Jesús. Muchas veces le
pegaron y metieron en la cárcel, pero a el le fortalecía el sufrimiento por
causa del nombre que es sobre todo nombre "Jesús de Nazaret". Una de
tantas, se reunieron los mandatarios de aquella ciudad y dijeron; veamos que fe
tiene este hombre en su Dios. Cogieron a ese predicador y su familia: su hijo,
su hija y esposa y los metieron en un foso de tierra ya preparado. Las gentes
de esa ciudad gritaban: "muerte al predicador". Los mandatarios le
daban a elegir y le decían: o niegas a ese tal Jesús o te enterramos vivo a ti
y tu familia. Después de algunos minutos de gran silencio, se escucha la voz de
la más pequeña de la familia, "papa, papa Dios nos esta esperando". El varón de
Dios expone su ultima predicación, rechazando la petición del pueblo. Los
enterraron vivos sin escuchar grito alguno. A los pocos años; cientos de
personas que gritaron "muerte al predicador", se convertidor a ese Jesús
que ellos rechazaban con gran furia. Escrito
está, lo que el hombre sembrare eso recogerá. Ese hombre de Dios sembró algo
más que una semilla, sembró su propia vida y la de los suyos, y recogió cientos
de hermanos para toda la eternidad. Dios bendiga a hombres y mujeres como este
predicador, que un día leyeron en (S. Mateo. 16.24.) Si alguno quiere venir en
pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su Cruz cada día y sígame. |
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